domingo, 19 de junio de 2011

Crónica de mi primera vez en el Circuito Titán

Si ya el nombre asusta un poco, el perfil de la etapa aún más. He de decir que me lo pensé muy mucho. No tenía nada claro que alguien con tan pocos km en las piernas como yo pudiese hacer una etapa de casi 90km y con dos (y medio) puertos de montaña.



Los compañeros del club me animaron a hacerlo, "lo peor que te puede pasar es que te pares en una venta, te tomes unas cervecitas y llames para que te recojan". Y he de reconocer que me convenció, no por lo de las cervecitas, pero unas buenas tostás con jamón si caerían, sí!!!

Ayer por la noche viendo el perfil de la etapa me acosté decidido a hacer únicamente la mitad. Es decir, ir de Zahara a Grazalema, unos pocos kilómetros y vuelta a Zahara. Eso de seguir hasta Benaocaz, El Bosque, subir el Boyar, subir "las palomillas" y volver a bajar a Zahara lo dejaría para mejor ocasión.

Así que a las 7:00 de la mañana estaba en Montequinto esperando a mis compañeros del club con los que haría el entrenamiento. Nos dividimos en dos coches y rumbo a Zahara desde Dos Hermanas. Hemos sido seis, los conozco más bien poco pues casi no he coincido con ellos, pero tienen más experiencia y kilómetros que yo. En cualquier caso, como ya he dicho, decidido a darme media vuelta y hacer unos 50km.

Me había levantado temprano para desayunar con fuerza. Me eché dos platanos y una barrita energética en el maillot, hay que alimentarse que el puerto de montaña se las trae.

El recorrido empieza en la fuente que hay en la entrada a Zahara de la Sierra, un paisaje espectacular con el embalse al lado (que es donde se nada en el Triatlón Titán). Desde el principio carretera picá para arriba, poco pero cuesta arriba. A los pocos cientos de metros ya me quedo descolgado del grupo y los voy viendo alejarse curva a curva. Excepto a Antonio, que al pobre se le ha salido la cadena un par de veces e iba detrás mía.

Conforme la cosa se iba poniendo un poco más compleja mi ritmo iba mermando. Tuve que pararme un segundo para beber y tomar aire pues montado en la bicicleta y con esa pendiente me resultaba imposible. Y ahí me adelantó Antonio, ¿Todo bien? Sí, tira, tira, que sólo era para beber agua. Y ya el último y sólo seguí subiendo los seis kilómetros que me separaban de la cumbre, Las Palomas (1.360 metros de altura).

Mientras iba subiendo me iba ratificando en la idea de que esto era demasiado para mí y que no haría el recorrido completo. Si echaba la vista para arriba veía que la carretera seguía subiendo y no tenía fin. Sin embargo, las vistas de toda la sierra, de Zahara abajo, con su castillo y el embalse y la tranquilidad de estar sólo en medio de la montaña me dieron fuerzas para seguir subiendo. En un momento dado al ver una curva de 160º y con una pendiente descomunal (descomunal para mí, que imagino que para Contador será un falso llano) tuve que bajarme de la bici y andar con ella unos 100m. Tras este pequeño parón otra vez encima y a pedalear.

La sensación que tuve cuando llegé a la cumbre fue de mucha satisfacción y de liberación. Sólos mi bici y yo empezamos el descenso pegando gritos de alegría: "YUJUUUUUU!!!!!". Sin embargo, cuanto más bajaba más me daba cuenta que esto habría que subirlo después :( Mi determinación bajando estaba clara: Llego a Grazalema donde me esperan los compañeros, me siento en una terracita, desayuno bien y vuelta para Zahara. ¡ay! iluso de mí, quien me iba a decir que al final iría de vuelta a Zahara... pero por el otro lado!!!!

Así que en descenso llegué a Grazalema donde estaban mis cinco compañeros de ruta aguardandome junto a la fuente. Y ahí, me olvidé de decir que me iba. Me habían esperado y no podía dejarles sólos, así que rellené el bote de agua y sin tostá, ni jamón, ni zumo de naranja, ni ná de ná, pusimos rumbo a Villaluenga del Rosario, Benaocaz y El Bosque.

Este tramo es más de bajada que de subida, pero tiene sus repechos de vez en cuando que van minando la potencia de las piernas. Tras quedarme unos 4km sólo, al final me uní con Antonio y Javi y con ellos hice el caminito hasta la fuente de El Bosque. Allí estaban nuestros otros tres compañeros y volvimos a llenar de agua el bidón. En este caso pude descansar algo más de cinco minutos, y aproveché para llamar a mi querida esposa que en casa sufría por mi salud. Antes de llegar aquí, me tomé uno de los platanos que llevaba. Primera vez en mi vida que como algo encima de una bicicleta, me creía Indurain :)

Y de nuevo a rodar... sólo. Poco duré acompañado. Ahora empezaba el puerto del Boyar. 15km de subida. La verdad es que no pensaba que llegaría, pero me dije que seguiría hasta donde pudiese y me pararía. A mitad del puerto (poco antes de llegar a la verja de la finca de Bartolo (esto es para mis amigos scouts) decidí pararme en una sombrita, tomarme el otro plátano y llamar de nuevo a mi señora para indicarle que iba bien, cansado pero que si no podía llamaría para que me vinieran a buscar.

Y tras diez minutos de parada... a seguir subiendo. Pero mis piernas no querían pedalear más, así que me bajé y comencé a subir andando. Unos 30 minutos a pie junto a mi bici. Hasta que llegué al comienzo del camino del Torreón y me volví a subir. A falta de 500m para la cima mis piernas volvieron a decir que ¡basta! y de nuevo a andar junto a la bici.

Y llegué arriba. En esta ocasión no lo celebré, pues había hecho varios kilómetros andando y no era ese el plan. Así que me dije, ahora llegas a Grazalema, que es cuesta abajo, te sientas en el bar y que te vengan a buscar. PERO... antes de llegar a Grazalema estaba el desvío para Zahara y sin pensarlo cogí caminito de Zahara.

Sabía lo que me esperaba: unos 3 ó 4 km de subida (que era lo que había bajado al principio) y después unos 13km de bajada continua. Y bueno, aunque no podía dar un puñetero pedal más allí que me fui. De los 3km de subida, la mitad fueron andando. Pero arriba llegué montado en la bici. "¡Por mis hue... que llego!". No quería hacerles venir en coche, subiendo el puerto entero para que me recogiesen a falta de 2km de la cumbre.

Por supuesto, he de decir que me quedé sin agua a mitad de subida. Llevar sólo un bidón es poco, muy poco, en estos casos.

Y... a bajar!!! No pensaba dar ni un pedal más, y así hice. Pero no por eso no cansa la bajada. El hecho de estar continuamente frenando carga mucho las cervicales, problema menor si piensa uno que ha subido dos puertos (y medio) y lleva 80km en las piernas.

Y llegué, tras cinco horas y cuarto 87 km a mis espaldas, bueno en mis piernas. Allí estaban esperandome tomando bebidas isotónicas y alguna cerveza. Los pobres tuvieron tiempo, incluso, de pegarse una carrerita para soltar las piernas. Qué bestias!!

Se me han quitado las ganas de hacer el Triatlón Titán, que no es que tuviese muchas, pero es muy duro. Teniendo en cuenta que a parte de lo que yo he hecho hoy hay que nadar 2.000metros y correr 21km!! nada menos!! Eso sí, el entorno es inigualable!!

De mi bici no digo nada, bueno sólo una cosa, hay que jubilarla y comprar otra. No es que vaya a ayudar mucho, pues lo importante aquí son las piernas, pero cualquier ayuda me va a venir muy bien pues me queda mucho camino por delante.

Por tanto, un gran entrenamiento en el que me he puesto a prueba, he salido medio victorioso (pues aunque lo hice todo estuve casi una hora andando) y sobre todo, me quedo con las sensaciones que tenía ya olvidadas de estar en plena sierra. De recorrer en bici aquellas carreteras que de pequeño me hacía andando junto a los scouts. He de reconocer que cuando ví la verja de Bartolo incluso llegué a emocionarme. En el comienzo de la Garganta Verde recordé la buena aventura que nos pegamos hace ya once años! Vamos que a cada metro que me veía con mis camisas (amarilla, azul o roja) mi pañoleta azul y blanca, las chirucas... qué recuerdos!!

Saludos!!!